Como comentamos anteriormente, se trata de la técnica utilizada para sembrar semillas pequeñas y delicadas, que requieren cuidados especiales, por ello se siembran en un espacio pequeño denominado almácigo.
Asimismo esta técnica es ventajosa ya que se aprovechan de mejor manera las semillas realizando una siembra sumamente controlada (2 ó 3 semillas por almácigo) y asimismo permite que se comience la siembra de primavera-verano en zonas donde la primavera se tarda en llegar, dado que pueden trasladarse y conservarse en lugares con las condiciones ideales para su óptimo crecimiento.
Podemos destacar que para esta técnica de sembrado podés contribuir con el medio ambiente reciclando elementos que usualmente descartaríamos como ser macetas y cajones viejos, botellas, latas, potes de helado, yogurt, quesos crema, dulce de leche y todo recipiente que tenga un mínimo de 5cm. de profundidad (al menos según nuestra experiencia).
Preparación del almácigo: deben realizarse agujeros en el fondo del recipiente que utilizarás, a fin de que pueda drenar el agua excedente. Para facilitar un buen drenaje, debés colocar una capa de piedras, luego una capa de tierra de buena calidad y por último una capa de tierra fina mezclada con abono compuesto.
Una vez listo estás en condiciones de comenzar a sembrar! Recordá seleccionar las semillas de las hortalizas correspondientes a la temporada de siembra y recordar que las semillas deben enterrarse tan sólo 3 ó 4 veces su tamaño.
Cómo conservar las condiciones ideales para la germinación: Una forma sencilla para que puedas visualizar cómo debe conservarse el almácigo es recordar un experimiento que de seguro hiciste en el primario: el germinador. El germinador consta de un frasco trasparente (para que pueda ingresar la luz del sol), un papel secante, un algodón húmedo y una semilla de poroto. En dicho experimento nos enseñaron que la semilla debe estar siempre húmeda (el algodón no debe secarse) y con acceso a la luz solar para poder desarrollarse. Por lo tanto, debés recordar mantener SIEMPRE húmeda la tierra y facilitar el acceso a luz solar la mayor cantidad de horas posibles. Asimismo es importante evitar que sufran las bajas temperaturas dado que por debajo de los 0° las semillas mueren. Lo ideal es mantenerlos entre los 15° y 17°. La facilidad que nos proporcionan los almácigos es su traslado. Durante la noche, los días muy calurosos (que deshidratan), fríos o lluviosos se pueden ingresar a la casa, evitando así que sufran condiciones indeseables.
Otra forma de proteger los almácigos (si los realizaste en cajones o recipientes grandes y se encuentran en un lugar fijo) es, en invierno, cubrirlos con nylon, plástico transparente o algún vidrio a fin de protegerlos del frío y asimismo permitir que ingrese el sol y mantenga una temperatura agradable. Durante el día deberá destaparse la almaciguera para que se ventile y no se generen hongos en su interior. En el verano, para protegerlos del sol del mediodía, se debe colocar una media sombra que permita pasar levemente el sol sin que se castigue demasiado la tierra.
Trasplante: cuando la planta tenga 3 ó 4 hojas (cotiledones) en el caso de lechugas, repollos, acelgas, etc., o bien cuando el tallo tiene el grosor de un lápiz en el caso de tomates, berenjenas, pimientos, etc., es hora de trasplantarla! Lo recomendable es realizar el trasplante en días nublados, por la tarde o bien taparlos con una media sombra a fin de que no subran el sol directo ya que el trasplante suele estresarlas.
Pasos para el éxito de nuestro trasplante:
- Marcar en la huerta dónde se trasplantará. Para decidir el lugar recordá consultar el artículo "Asociación y rotación, elementos claves de la huerta" .
- Realizar un agujero dónde se trasplantará el almácigo (tamaño de acuerdo a la planta a trasplantar) y colocar una fina capa de abono compuesto.
- Regar el almácigo
- Sacar el plantín con la ayuda de una cuchara
- Colocar el plantín en el hueco previamente realizado, evitando que se desprenda la tierra y las raíces queden expuestas. Si falta tierra, completar con abono compuesto (los nutrientes del primer centímetro de tierra son los que alimentarán a la planta).
- Con ambas manos presionar la tierra para que el plantín quede firme y sin aire en sus raíces. Regar alrededor sin mojar la planta.
- Una vez trasplantados todos los plantines o bien sembrado todo el cantero (o un miz de ambas cosas) proteger la tierra colocando paja, pasto seco o mantillo.
La huerta ya está lista! Ahora a cuidarla para que crezca bien sana!
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